Durante el desarrollo de mi trabajo en el aula he puesto en práctica algunas estrategias de aprendizaje cooperativo. ( Uso el trabajo cooperativo para el proceso de trabajo en mis ABP. Esto incluye la asignación de roles, el trabajo con grupos formales e informales, la coevaluación, etc.).
Dentro de las estrategias, solo he puesto en práctica algunas como el folio giratorio, lápices al centro o dibujo cooperativo. Estas dinámicas, que no suelen ser empleadas con el alumnado – al menos en el contexto donde yo desarrollo mi actividad – suelen ser recibidas con sorpresa y extrañeza por los grupos. Quizás por ser algo novedoso que se sale de su rutina y, quizás por sus tintes de gamificación, el alumnado se muestra receptivo a la hora de realizarlos y , de hecho, son ellos mismos los que piden volver a poner en práctica alguna de las que hemos utilizado.
A la hora de cooperar con otros docentes para la realización de proyectos, cosa que intento emprender siempre que las circunstancias lo permiten, tengo varias experiencas. Siempre dependiendo de la buena voluntad del profesorado implicado, pues echo de menos algunas horas o tiempo para la realización de algún proyecto cooperativo más, hemos aunado objetivos, y estrategias comunes para luego pautar, secuencialmente, que actividades realizaría cada uno para la obtención del producto final. Las dificultades surgidas, quizás, vienen sobre todo de esa necesidad de espacios y tiempos para la coordinación interdepartamental o entre profesorado así como a la hora de realizar la evaluación del alumnado involucrado. Los beneficios son muchísimos – y por eso sigo implementándola- desde los valores que permite trabajar como la metacognición y la conciencia sobre los errores, la asunción de responsabilidades, la solidaridad,etc. El trabajo inclusivo dentro del aula – cuestión que solo es abordable desde el punto de vista del trabajo cooperativo, desde mi punto de vista – la empatía y ayuda mutua, la mejora de la convivencia en el aula, el trabajo de la autoestima positiva, el desarrollo competencial y la creación de una cierta interdependencia positiva.
La adaptación de este tipo de trabajo a la situación actual, pasa por la creación de entornos colaborativos que permitan no solo el trabajo del alumnado sino la comunicación fluida en los mimos canales de trabajo. Además, partiría de una dotación en la que todo el alumnado tuviera las mismas opciones de acceso a la red – dispositivos y conectividad – para que no exista ningún tipo de desfase o brecha así como de la creación de espacios y tiempos entre el profesorado para poder diseñar propuestas didácticas interdisciplinares.